Primero son los Testigos de Jehová, que llaman a la puerta ofreciendo "La Atalaya" y hablando de la batalla de Armagedón. Luego siguen los Mormónes predicando al profeta José Smith y hablando de una "nueva revelación»;después los Adventistas, y así sucesivamente, hasta que, por último, el hombre de la calle se pregunta desconcertado": ¿CUAL ES LA DIFERENCIA ?
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miércoles, 18 de mayo de 2011

20 mitos católicos sobre los "Protestantes"

Ciertas creencias tradicionales, transmitidas de boca en boca, escuchadas en los pasillos y hasta muchas veces presentadas y mencionadas por catequistas (comprobado personalmente en foros públicos de debate), han tomado un estado de cuasi-verdad revelada, a causa de su continua, prolija e insistente repetición, a lo largo del tiempo.
Muchos podrían repetir tales creencias por encontrarlas particularmente útiles para sus personales intereses, indirectamente como forma de "defensa" de la Institución religiosa que predican. Ayuda a la consecución de esta práctica el poco interés de la persona por tratar el tema de manera honesta y objetiva, analizando el grado de "fábula" que la creencia tradicional podría conllevar: -"Si ayuda a sustentar lo que deseo creer, entonces mucho de cierto debe tener... y si tantos lo repiten ¿por qué no repetirlo también...?", pensarán algunos.
En este artículo se presentan algunas de estas tradicionales creencias, con un breve comentario acerca de la veracidad de cada una de ellas. Quienes aún hoy creyéndolas y repitiéndolas deseen actuar con objetividad y honestidad, seguramente no dejarán de considerar lo aquí expuesto, si no para corregir al que la diga, al menos para ser prudentes al momento de sumarse a la errónea repetición tradicional.
Es mi anhelo que este trabajo resulte al lector de utilidad y de edificación espiritual, compartido no con fines de contienda o discriminación, sino de unión entre todos los que verdaderamente amamos a Cristo Jesús, Señor nuestro. Sea Su nombre bendito por los siglos.
1. «Los Protestantes»
(Una gran bolsa, en donde todo se mezcla)
Es normal que el Católico coloque en la bolsa de “los Protestantes” a diferentes denominaciones eclesiales, aunque estas conlleven implícitas y explícitas diferencias doctrinales entre si, cayendo en un “rejunte” totalmente heterogéneo que inhabilita para todo propósito su conjunta consideración. No obstante esto, el "rejunte" sucede, por ignorancia, por desinterés o -por qué no- por conveniencia. Si bien los Cristianos Evangélicos (“Los Evangelistas”) pueden ser considerados “Protestantes”, NO TODOS los denominados Protestantes son Cristianos Evangélicos. Ejemplos de DenominacionesNO Evangélicas son: Iglesia de los Santos de los Últimos Días (Mormones), Testigos de Jehová, Adventistas del Séptimo Día, Iglesia Universal del Reino de Dios, etc.[*]. En este sentido, una cosa es decir “Los Protestantes afirman...” a decir “Los Cristianos Evangélicos afirman..”, cosa que, por cierto, pocos se toman el trabajo de aclarar (tal vez por desconocimiento). Existe tanta igualdad de criterio entre los "Protestantes Testigos de Jehová" y los "Protestantes Bautistas (Cristianos Evangélicos)" como la que existe entre los "Cristianos Católicos" y los "Cristianos Adventistas"... Por eso, cuando escuchemos la expresión: -"Los Protestantes dicen....", habría que ver de cuáles "Protestantes" habla. Cuando alguien echa mano a "la bolsa", lejos de aclarar, confunde. Y tal vez justamente esa sea la intención, porque... "A río revuelto, ganancia de pescador".
[*] La mención conjunta de estas denominaciones eclesiales no implica ni sugiere que exista entre ellas alguna similitud o comparación de sentido teológico, ni tampoco insinúa alguna equiparación respecto a la validez del mensaje que predican.
2. «El Protestante se fue de la Iglesia Católica porque la desconocía. Ya lo dice la frase popular: “Católico ignorante, seguro Protestante”...»
Lo primero que se me ocurre es imaginar lo duro que debe ser para un Católico que ama a su Institución el saber que alguien salió de ella teniendo reales y justificados motivos para hacerlo. Para eludir esta probable (y poco deseada) circunstancia, lo más sencillo es desacreditar al sujeto respecto de sus conocimientos sobre la Santa Madre Iglesia. Lo curioso es que cuando quien sale es un sacerdote ordenado, este argumento ya no funciona, y entonces se esgrime otra variedad ad hoc, como que se volvió loco o apostató de su fe “por una pollera”. En mi caso particular ASEGURO que conozco más de la Iglesia de Roma ahora, que mientras pertenecía a ella (durante 32 años). Y esta circunstancia, lejos de ser un factor de “arrepentimiento” por la decisión tomada, a contribuido a confirmar lo acertada de la misma. Es más, hasta me atrevería a decir que MUCHOS han salido de la Iglesia Católica Romana precisamente por haberla conocido, habiendo contrastado sus enseñanzas, dogmas y tradiciones con lo que la Biblia enseña.
3. «Los “Evangelistas” son nuestros “hermanos separados”...»
Esta expresión en el fondo conlleva no poco sentido peyorativo, aún a pesar de ser manifestada con buena intención. El Cristiano Evangélico es principal y fundamentalmente “CRISTIANO”, y como tal su anhelo y esperanza es estar unido a Cristo, no considerando necesario ni mucho menos prioritario o imprescindible el someter su vida espiritual a ningún jerarca religioso terrenal. En realidad quien “separa” es la Iglesia de Roma, quien abiertamente afirma que "fuera de ella no hay salvación"(Catecismo 846) y que además cataloga de hereje a todo fiel que no acate sus disposiciones doctrinales [*]. Y si de la Iglesia de Cristo hablamos, más bien los “separados” son quienes han decidido seguir mandamientos y tradiciones de hombres antes que obedecer lo revelado por Dios en la Escritura.
[*] "Se llama herejía la negación pertinaz, después de recibido el bautismo, de una verdad que ha de creerse con fe divina y católica, o la duda pertinaz sobre la misma..." (Catecismo 2089)
4. «El “motor” de la fe del Protestante es su anti-catolicismo...»
Si hablamos del Cristianismo Evangélico, pues, nada más lejos de la realidad. El centro de nuestra fe es Cristo y el motor que nos impulsa a predicar el Evangelio es el anhelo de llevar libertad en Cristo, especialmente a quienes creen otros evangelios, generalmente acomodado a los intereses particulares de su Institución religiosa. Esta actitud de exhortación -para algunos criticable- ya la recomendaba el apóstol Pablo a su discípulo Timoteo, cuando le decía: “Te encarezco que... prediques la Palabra, que instes a tiempo y fuera de tiempo. Redarguye, reprende, exhorta, con toda paciencia y doctrina”(2 Timoteo 4:2). Es probable que lamentablemente existan personas que prediquen a Cristo por mera contienda, pero esto no habilita a suponerlo como regla general. En resumen, el Cristiano Evangélico predica el Evangelio por amor, aunque sin negociar la verdad, exponiendo, de ser necesario, las falsas doctrinas que apartan a las almas del sencillo mensaje de Salvación en Cristo. Y si realmente lo hiciera “en contra de”, lo más razonable sería entonces que callara su verdad para que “su enemigo” permanezca en oscuridad espiritual, en lugar de predicarle la Biblia para que encuentre libertad y salvación en Cristo (aún a pesar del potencial riesgo que implica hacerlo...)
5. «El Evangélico proselitista desea robarle la fe al católico...»
El Cristiano Evangélico predica a Cristo, no a su particular denominación religiosa. En este sentido, él no desea robarle la fe a nadie, ni necesita hacerlo. Como discípulo de Cristo este Cristiano predica el Evangelio de la gracia de Dios en el sacrificio vicario y redentor del Mesías, a toda criatura, y cuando se dirige al pueblo Católico Romano, muy probablemente le advierte sobre las falsas doctrinas y tradiciones, ajenas y hasta contrarias al mensaje bíblico, que en su Institución se enseña. En esta misma línea, es tan erróneo decir que el Cristiano Evangélico desea "robarle la fe" al Católico como erróneo sería suponer que el apóstol Pablo deseaba "robársela" a los paganos Gentiles o el apóstol Pedro deseaba "robársela" al pueblo Judío.
6. «El Evangélico «Protestante» odia al católico...»
Atroz mentira de Satanás. El Cristiano Evangélico no odia a nadie, mucho menos al fiel católico. Odia al pecado, causa del sacrificio vicario de Cristo. Si en realidad el Cristiano Evangélico "odiara" al católico, creyendo estar predicando la "verdad que hace libre" (Juan 8,32), lo más lógico sería que SE LA OCULTE a "su enemigo", en lugar de predicársela, incluso siendo frecuentemente causa de no pocos sinsabores, circunstancia ya mencionada en el punto 4 de esta serie.
7. «Las Sectas Protestantes fueron creadas hace apenas 500 años...»
Haciendo la diferenciación previa que se enuncia en el punto 1, es justo decir que no hubo “creación” de una nueva FE, sino más bien un popular y masivo resurgimiento de “la fe una vez dada a los santos” (Judas 1:3). Que producto de esto se formen diferentes comunidades eclesiales que pregonen esa misma fe no las constituye necesariamente por ello en una nueva “religión”. La Fe que se predica es la misma de la Sagrada Escritura, la cual no tiene “apenas 500 años”. ¿Dónde estuvieron estas personas durante 1500 años? Pues, formando parte de muchas comunidades eclesiales como los Valdenses, Hugonotes, Hussitas, Quakéros, Lolardos, etc., o incluso, por que no, hasta dentro mismo de la Institución Católica Apostólica Romana.
8. «Las Biblias Protestantes poseen una traducción acomodada y tendenciosa...»
Esto no es cierto. Y hasta me atrevería a afirmar que las traducciones "protestantes" de la Biblia al Español son de superior calidad literaria y fidelidad al texto mayoritario que las propias Biblias católicas. Y más aún: una de las primeras Biblias católicas en español fue la traducida por Monseñor Félix Torres Amat en 1884, desde el texto de la Vulgata Latina (de Jerónimo). Pues esta versión católica posee un sorprendente grado tendencioso de ideas pro-católicas (por demás evidentes, incluso frente  a otras versiones católicas) en los innumerables agregados -señalados en letra bastardilla- de puño del mismo Torres Amat. Sirva el presente ejemplo como botón de muestra. El primero desde la versiónBiblia de Jerusalén (católica) y el segundo de la mencionada versión española de Mons. Torres Amat:
"Pues habéis sido salvados por la gracia mediante la fe; y esto no viene de vosotros sino que es don de Dios; tampoco viene de las obras, para que nadie se gloríe. En efecto, hechura suya somos: creados en Cristo Jesús, en orden a las buenas obras que de antemano dispuso Dios que practicáramos" (Ef. 2:8-10, Biblia de Jerusalén)
"Porque de pura gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no viene de vosotros: siendo que es un don de Dios. Tampoco en virtud de vuestras obras anteriores, puramente naturales, para que nadie pueda gloriarse. Por cuanto somos hechura suya en la gracia, como lo fuimos en la naturaleza, criados en Jesu-Christo para obras buenas, preparadas por Dios desde la eternidad para que nos ejercitemos en ellasy merezcamos la gloria." (Ef. 2:8-10, La Sagrada Biblia, Mons. Torres Amat. Comentarios agregados por el traductor, en color azul)
La única versión de la Biblia en español cuya traducción es tan corrupta que ni siquiera merece llamarse "Biblia" es la de los Testigos de Jehová, denominada "Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras". Del resto, la mayoría, en mayor o menor medida, son útiles para comprender el sentido correcto de la Revelación de Dios. Y las traducciones "protestantes" (Reina-Valera a la cabeza), lejos de poder ser consideradas "corruptas o acomodadas", me atrevo incluso a decir que están muy por delante de las traducciones católicas en cuanto a fidelidad y confiabilidad textual.
No es menester del presente punto el mencionar la exclusión de los (7) libros apócrifos, tema tratado oportunamente en estudios independientes y específicos.
9. «El Protestante "Sola Fe" desprecia las buenas obras...»
Por supuesto no es cierto. Lo que el Cristiano Evangélico cree es que sus buenas obras son consecuencia de la Salvación recibida a causa de su Nuevo Nacimiento espiritual en Cristo, y no un medio para MERECER dicha salvación. Por eso jamás despreciaría el buen obrar, pues este, ni más ni menos, es el testimonio fáctico de su nueva identidad como hijo de Dios. Dicho de otra manera: para el Cristiano Evangélico sus buenas obras tienen un significado especialmente importante, pues es testimonio del cumplimiento de la Palabra de Dios respecto a lo que dispuso de antemano, para que sus hijos practicaran... (Efesios 2:10). Lo que el Cristiano Evangélico NO HACE es darle a las Buenas Obras valor de "moneda de pago" por la Salvación eterna.
10. «El Protestante Evangélico no cree en la virgen María...»
¿Cómo no creer en alguien que la misma Biblia nombra, menciona, expone..? Por supuesto que el Cristiano Evangélico cree en la virgen María, pero no lo hace con las prerrogativas con que la adorna la fe Católica romana, sino que lo hace en función a lo que la Palabra de Dios revela: una joven virgen hebrea, temerosa de Dios y obediente a Sus designios, dichosa y bienaventurada como ninguna, elegida por Dios mismo para encarnar humanamente a Su unigénito Hijo Jesucristo. Lo que el Cristiano Evangélico no cree, son los adicionales místicos sobrenaturales que le adjudica la teología católica, ajenos a la Sagrada Escritura.
11. «El Protestante Evangélico no ama a la virgen María...»
Esta es una calumnia grave, además de extremadamente tendenciosa. Quien tal cosa afirme, o bien está inmerso en el más profundo desconocimiento, o bien sólo pretende "tomar ventaja" de unamentira infame, con tal de plantar en la gente un profundo sentimiento de desconfianza y odio hacia quienes "así -supuestamente- obren". Nada más lejos de la realidad que suponer que el Cristiano no ama a la virgen María, esposa de José y madre de Jesús. Partiendo de la simplísima base de que no existe el menor motivo para no hacerlo, y muchos para guardarle amor fraternal, conforme a lo registrado en la Escritura. En este punto es por demás necesario aclarar que el Cristiano Evangélico reconoce una diferencia abismal entre la bienaventurada virgen hebrea María y la "semi-diosa" honrada por la Iglesia Católica Apostólica Romana denominada "Santísima Virgen" (CIC 975), "Inmaculada-sin pecado" (CIC 490/4), "Reina del Universo" (CIC 966), "Madre de Dios" (CIC 971), "Trono de la Sabiduría" (CIC 721), "Abogada, Auxiliadora, Socorro, Mediadora" (CIC 969), "Madre de la Iglesia" (CIC 975, 963), "Fuente de Santidad y Perfección de la Iglesia" (CIC 829), "Esperanza del Mundo", etc. Tenga el lector por seguro que el Cristiano Evangélico, al igual que los discípulos y varones de Dios de las Sagradas Escrituras, no aman a este ídolo (Reconozco que estas palabras pueden ser duras para el católico amante de la "Santísima Virgen", y especialmente a él le digo que lejos de mis intenciones el menospreciar su fe y sus creencias. No obstante las cosas que pueden influir directamente en el destino eterno de nuestra alma deben ser dichas con claridad, para que puedan ser evaluadas y sopesadas por aquellas personas que, abandonando sus prejuicios, busquen sinceramente agradar a Dios, siéndole obedientes conforme a Su Palabra revelada).
12. «El Protestante Evangélico no cree en los santos...»
La respuesta es similar a la ofrecida en el punto 10. El Cristiano Evangélico SI cree en los santos, ya que la palabra "santo" significa "apartado para Dios", y ya en la Biblia encontramos mención de muchos de ellos. De modo tal que TODOS los hijos e hijas de Dios (Jn 1:11-13) son santos. Lo que el Cristiano Evangélico no cree es en "santos especiales" o "nombrados" por una jerarquía humana, resultado de su particular evaluación, y que, además, podamos o debamos depositar en ellos (o ellas) nuestra fe en anhelos espirituales sobrenaturales. El Cristiano Evangélico reconoce a muchas personas que han sido ejemplos en su vida de Fe, algunas con tal fidelidad que fue causa incluso de su martirio; no obstante la fe y esperanza del Cristiano está puesta SOLO en Jesucristo, el cual JAMÁS enseña, o siquiera INSINÚA, que podamos o debamos acudir a Él a través de "mediadores" y/o "mediadoras".
13. «El Protestante Evangélico odia las "imágenes", pero tiene fotos de sus familiares...»
Sólo alguien que no entiende lo que se le está diciendo puede considerar de utilidad esgrimir el argumento que acabo de reproducir. Quien lo hace se "sustenta" en que Éxodo 20:4 está "dividido en 2 partes": 1) No te harás imagen... 2) No te inclinarás a ella..., considerando lícito el TRUNCAR AL MEDIO LA IDEA completa del versículo 20:4, con lo cual, entonces, el Mandamiento prohibiría el hecho simple de "HACER CUALQUIER IMAGEN, incluso un garabato...". Por supuesto esto no es así. El Mandamiento prohíbe hacerse imágenes con el claro propósito de inclinarse a ellas para rendirle culto, cosa que, por cierto, nadie hace con la foto de su familiar... Argumentar lo de la "foto del familiar en la billetera" es el más claro síntoma de carencia de un argumento serio y fundamentado con el cual responder a la diáfana Palabra de Dios en Éxodo 20:4. Además, por si hace falta aclararlo, el Cristiano Evangélico no "odia" a las imágenes, sino al pecado de idolatría en el que pueden caer quienes depositen su fe en ellas o en quienes ellas representan...
14. «El Protestante yerra en su interpretación de la Biblia, porque lo hace literalmente...»
Siempre que alguien difiera de lo que el Magisterio católico defina "en exclusiva" (CIC 85) como verdad de fe "obligatoria de ser creída" (CIC 88), pues, obviamente "estará errando en la interpretación". Ahora bien, después de haber lanzado esta frase y con ello haber dejado plantada la idea primordial (a saber, que se está en un error), se evaluará el mejor argumento que luzca más convincente para darle fundamento a dicha afirmación. Uno bastante frecuente es decir que "yerra porque se interpretaliteralmente", o, cuando mejor convenga "... porque se interpreta simbólicamente...", o sino que"se sacan las palabras de contexto...", o que simplemente son "ocurrencias personales" producto del libre examen.. Otros, tal vez más despreocupadamente honestos, dirán que la interpretación correcta es la de la Iglesia, simplemente "..porque la Iglesia así lo dice y punto...". Aunque alguien se sorprenda de que este argumento pueda utilizarse, considere que esta idea ya vive en el espíritu central de la frase de Ignacio de Loyola contenida en sus famosos Ejercicios Espirituales"Debemos siempre tener, para en todo acertar, que lo blanco que yo veo creer que es negro, si la Iglesia Jerárquica así lo determina" (Ignacio de Loyola, Ejercicios Espirituales, Reglas para sentir con la Iglesia, 365:1). Dicho de otra manera, Ignacio de Loyola recomienda obediencia ciega a la Jerarquía eclesial Católica Romana.
Lo cierto es que gracias a ciertas experiencias pude comprender la enorme diferencia que existe entre leer las Sagradas Escrituras para conocer, entender, aprender y obedecer la Voluntad de Dios, a la mera acción de abrir la Biblia para buscar la mejor manera de justificar las sugerencias doctrinales que la Jerarquía de la Iglesia obliga a adherir irrevocablemente (Catecismo 88). Es más que claro, entonces, por qué la idea de "Sola Escritura" es tan vehementemente rechazada por Roma: sólo con Ella no alcanza (ni remotamente) para fundamentar todo lo que la Curia propone para ser creído...
15. «El Evangélico, como ya se cree salvo, no le importa si vive pecando alegremente...»
No es cierto. Estos no son más que prejuicios de personas que no han tenido oportunidad de vivir lo que un Cristiano Evangélico ha vivido, y por ende, hablan de lo que desconocen. Si bien nunca dejaremos de ser pecadores mientras vivamos en esta tierra, los hijos de Dios, renacidos espiritualmente por gracia por medio de la fe (Ef. 2:8), somos pecadores JUSTIFICADOS EN CRISTO. Esta circunstancia, lejos (muy lejos) de ser tomada como una especie de "licencia para pecar", redobla en la "nueva criatura" (2 Cor 5:17) el anhelo de ser hallado digno de poseer tamaño tesoro recibido: la justificación ante el Padre por medio de -nada menos- la sangre derramada de Cristo. El Cristiano Evangélico cuida su testimonio de vida, pero lo hace por amor a quién pagó por su libertad espiritual, no por egoísmo personal para "no perder algo que consiguió" (Gracia Santificante).
16. «A los Evangelistas les lavan el cerebro y les sacan la plata...»
Hasta yo mismo, cuando pertenecía a la Iglesia Católica Romana, repetía esto (sólo porque lo había escuchado) . Ahora me doy cuenta cuán falsa es esa afirmación. Y hasta me atrevo a decir que no sería nada raro que, en este punto, el acusador pasara a ser la real víctima. Respecto a "lavar el cerebro", creo que no existe una forma más clara y evidente de ejercer dicha práctica que decirle a la feligresía (de manera indirecta, claro) que NO PIENSE NI DECIDA, pues alguien ya pensó y decidió, y sólo se debe limitar a obedecer obligatoriamente lo que se propone como cierto (Catecismo 88), y aunque algo lo vea de color blanco "debe afirmar que ES NEGRO si la Iglesia Jerárquica así lo determina", tal cual lo expresa textualmente Ignacio de Loyola en sus "Ejercicios Espirituales"(365:1), escrito empleado como material de formación en los Seminarios para Sacerdotes Católicos. Y en cuanto a que "te sacan la plata", pues, nadie es obligado, contra su propia voluntad, a entregar absolutamente nada. Cada cual ofrenda conforme a su deseo y compromiso con la obra y con el Señor. Que pudieran existir (tal vez) tristes  excepciones en donde se genere en las personas sentimientos de culpa por "ofrenda escasa" o falta de ella no alcanza ni remotamente para convertirlo en regla general. Cada cual dará cuentas al Señor de cómo ha pastoreado su rebaño. Pero en este particular punto bien vale mencionar que aquí, en Argentina, el culto Católico Apostólico Romano es sostenido económicamente por el Estado Argentino, tal cual lo expresa el Artículo 2° de nuestra Constitución Nacional. Esto significa que el Estado mantiene a la Iglesia con el dinero -por ejemplo- que recauda de impuestos. O sea, YO MISMO (junto con miles y miles de personas), con el pago de mis impuestos, me veo indirectamente obligado a ayudar a sostener a una institución religiosa que nada tiene que ver conmigo. Precisamente ESTO ES SACARME EL DINERO, y no el hacer una ofrenda voluntaria, con mi total consentimiento, a la comunidad cristiana en donde me congrego, que además, vale destacar, no tiene subvención ni sostenimiento económico alguno por parte del Estado (Como si lo posee el culto Romano).
17. «Los Protestantes Evangélicos son FANÁTICOS FUNDAMENTALISTAS...»
Aquí doy la razón (sorpresa!), comprendiendo las razones por las cuales el católico pueda pensar de esta manera. Al Evangélico se lo considera "fanático" porque seguramente su actitud perseverante de predicar el Evangelio con denuedo es comparada con la apática actitud de la mayor parte de la feligresía católica. Con lo cual, es razonable que si el comportamiento del católico es visto como "normal", el del Cristiano Evangélico sea visto como "fanatismo"... Ahora bien, si entendieran Y VIVIERAN que el predicar el Evangelio es un mandato recibido del Señor (Marcos 16:15), entonces probablemente no verían "fanatismo", sino "obediencia". Respecto a esto, el apóstol Pablo en1° Corintios 9:16 no podía haber sido más claro (vale leerlo). Y "fundamentalistas" perfectamente podría considerarse desde una acepción positiva, si entendemos que el Cristiano Evangélico "contiende por la Fe una vez dada a los santos", tal cual encomienda el apóstol Judas (Judas 1:3). ¿Era este apóstol un "fundamentalista"? ¿Eran "fundamentalistas" el resto de los apóstoles, especialmente Pedro y Pablo? Conforme a esta acepción "positiva" no caben dudas, al punto de haber recibido el martirio por ello.
18. «Los Protestantes Evangélicos idolatran a la Biblia..»
¿Qué es "idolatrar la Biblia"? ¿Será el leerla con denuedo? ¿Será el respetarla? ¿Será el obedecerla? ¿Será el consultarla para cotejar en Ella si algo es de Dios o, en cambio, son fábulas y doctrinas de hombres? Alguien alguna vez me dijo que "si no idolatras a la Biblia... ¿te atreverías a pisotearla?...", a lo que respondí: "¿te atreverías a pisotear una foto del Papa..?. Claro que no, ¿no es cierto? entonces, ¿idolatras al Papa por ello?..". En la Biblia se encuentra "todo y sólo" lo que Dios quiso revelar al hombre, enseñando "sólidamente, fielmente y sin error la verdad que Dios hizo consignarpara salvación nuestra", tal como lo expresa el Catecismo católico 106 y 107Con lo cual el Cristiano Evangélico no "idolatra" a la Palabra de Dios, sino que la lee para conocerla, entenderla y aplicarla para su vida. No obstante es una triste (y sorprendente) realidad que muchos "Cristianos", además de no practicarlo, critican a quienes lo hacen.
19. «Los Protestantes Evangélicos se creen dueños de la verdad..»
Quienes conforman la Iglesia de Dios, el Cuerpo de Cristo, formado por todos los renacidos por gracia, por medio de la fe en el sacrificio vicario del Cordero de Dios, no son "dueños" de la verdad, sino que son su "columna y baluarte (o sostén)" (1 Timoteo 3:15). Estos son los encargados de mantener incólume el mensaje del Evangelio, "contendiendo ardientemente por la fe UNA VEZ DADA a los santos"(Judas 1:3) en respuesta a las falsas doctrinas que ya desde los primeros tiempos serían enseñadas (Gálatas 1:8-9, Hechos 20:29, 1 Timoteo 4:1-5, 2 Timoteo 4:1-5, etc.). Transmitir lo que "ESTÁ ESCRITO" no es creerse dueño de la verdad, sino ser su columna y baluarte, tal cual lo expresa la misma Palabra de Dios. Ahora bien, no deja de ser curioso que quienes afirman la frase de marras no perciban que quienes justamente se reconocen como "dueños de la verdad" son aquellos que enseñan que SOLO lo que ellos interpretan es lo correcto y válido (Catecismo 85, 88, 100, etc.), con más razón y especialmente cuando esto que se enseña posee también elementos ajenos a la misma Biblia (Catecismo 80-82, 97, etc.)
20. «Las sectas protestantes son más de 30.000..»
No es raro escuchar esto cuando alguien desea propagandear la idea de la "gran división" del Protestantismo en "innumerables sectas". Quien tal cosa diga incurre en un error, producto de repetir lo que escuchó que otro repitió por haber escuchado a otro que repitió... Como ejemplo, expresiones en este sentido pueden encontrarse aquí y aquí.
La World Christian Database (de la World Christian Encyclopedia) enumera poco más de 9.000 denominaciones cristianas, de múltiples y variadas raíces, pero entre las cuales incluye no sólo a laCatólica Apostólica Romana, sino también a las Ortodoxas (Rusa, Serbia, Griega, Copta, Armenia, etc.) Pero esto no es todo, porque estas aproximadamente 9.000 denominaciones no sólo incluyen a las ¿"sectas"? mencionadas, sino que además TODAS ELLAS son replicadas conforme a cada país en donde poseen presencia!. De modo tal que la Iglesia Católica Romana de España es contada como una denominación cristiana DIFERENTE a la Iglesia Católica Romana de México (por ejemplo), y laConvención Evangélica Bautista de Argentina es contada como denominación cristiana DIFERENTE a la Convenção Batista Brasileira.
Si bien es una realidad que existen diversas denominaciones CRISTIANAS EVANGÉLICAS (unidas en lo primario y con libertad en lo secundario), esto no justifica la intencionada exageración de la expresión de marras, muy especialmente si tomamos en cuenta lo comentado en el punto 1 de esta serie de 20 mitos sobre el Cristianismo Evangélico.
Lo cierto, y que vale destacar, es que todas las veces que me han presentado el argumento de "las más de 30.000 sectas", he solicitado el nombre de cada una de ellas. Y hasta ahora siempre ha sucedido lo mismo: nunca hubo respuesta.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Los Católicos y el Purgatorio

El Purgatorio
¿ Verdad de Dios ?
por Daniel Sapia (editado por exsanguino)
   (Los textos Católicos se escribirán en AZUL, los textos Bíblicos en ROJO)

"La familia, un padre con sus hijos, ocupaba el primer asiento en la iglesia. En el pasillo central había un ataúd con los restos de una amada y solícita esposa. Ella había sido una dama buena y amable, respetada por todos los que la conocían. La muerte, intrusa inoportuna, se había llevado su vida haciendo añicos el frágil mundo de su familia. En el gran edificio se escuchaba el eco de sus sollozos.

El repicar de las campanas del altar anunciaba que el sacerdote estaba listo para decir misa a intención de la difunta. Pasó unos minutos con la familia, luego anunció a la congregación que esa misa era ofrecida por el descanso del alma de su ser querido que había partido y que ahora estaba en el Purgatorio. Por medio del santo sacrificio de la misa, a la larga su alma sería liberada de las penas del Purgatorio."


El Purgatorio es una doctrina entretejida en las enseñanzas de la Iglesia Católica Romana. La creencia en el Purgatorio es fuerte, como lo demuestran las muchas misas que la familia y los amigos han ofrecido por los que han muerto. ¿Se ha preguntado usted alguna vez cuál es la necesidad del Purgatorio, y si hay alguna evidencia de su existencia?

Qué afirman los defensores católicos de esta teoría:

a) Los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo. (CIC N° 1030)
b) La Iglesia llama Purgatorio a esta purificación final de los elegidos que es completamente distinta del castigo de los condenados. La Iglesia ha formulado la doctrina de la fe relativa al Purgatorio sobre todo en los Concilios de Florencia (Cf. DS 1304) y de Trento (Cf. DS 1820; 1580). La tradición de la Iglesia, haciendo referencia a ciertos textos de la Escritura (por ejemplo 1Co 3, 15; 1P 1, 7) habla de un fuego purificador. (CIC N° 1031)
c) Esta enseñanza se apoya también en la práctica de la oración por los difuntos, de la que ya habla la Escritura: "Por eso mandó (Judas Macabeo) hacer este sacrificio expiatorio en favor de los muertos, para que quedaran liberadas del pecado" (2M 12, 46). Desde los primeros tiempos, la Iglesia ha honrado la memoria de los difuntos y ha ofrecido sufragios en su favor, en particular en el sacrificio eucarístico (Cf. DS 856), para que, una vez purificados, puedan llegar a la visión beatífica de Dios. La Iglesia también recomienda las limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia en favor de los difuntos.
(CIC N° 1032)
d) Para algunos apologistas católicos, no es un lugar específico en el mas allá. Para otro si. Del mismo modo, para algunos, este proceso de "purificación o santificación" es instantáneo. Para otros, sin embargo, puede tener cierta duración en el tiempo.
e) Los vivos pueden elevar oraciones para que la persona que está siendo purificada, acorte su estadía o minimice sus padecimientos (Aunque nadie pueda decir en cuánto se acorta). La Iglesia también recomienda las limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia en favor de los difuntos.
f) A pesar de que, tal vez, la purificación del alma puede ser instantánea, no hay problemas en orar por las almas de los fieles difuntos que tuvieron tal destino. Como Dios está "fuera del tiempo", conoce el pedido desde toda la eternidad, lo que significa que puede aplicar su pedido a cualquier período de tiempo en que este sea relevante.
g) Según sus defensores, la teoría del Purgatorio es perfectamente bíblica. (2° Macabeos 12:45-46, Malaquías 3:2, Malaquías 4:1, Mateo 5:26,  Mateo 12:31, 2°Timoteo 1:16-18, 1°Corintios 3:12-15)


Bueno, hasta aquí una breve referencia de la doctrina católica referente al Purgatorio, expresado de manera tal que signifique una explicación mas completa de lo expresado en el Catecismo de la Iglesia Católica. Podríamos haber expuesto muchos mas comentarios. No obstante, para favorecer la dinámica del estudio, decidimos compartir solo estos, los cuales consideramos sirven como suficiente sustento para demostrar la creencia sostenida por el catolicismo

El Purgatorio: una Doctrina Católica Imprescindible
(extracto del libro "El Evangelio según Roma" de James McCarthy - Editorial Portavoz - Pag. 96-97)
A pesar de que no hay base bíblica para el Purgatorio, hay una fuerte necesidad filosófica para esta doctrina en la teología católico romana. La Iglesia Católica considera que la salvación es como un objeto de adorno o embellecimiento del alma. Es un proceso que comienza con el bautismo, mediante el cual se infunde la gracia santificante inicial. Se supone que esto hace al alma santa e inherentemente agradable a Dios. Otros sacramentos y buenas obras justifican más al alma y la hacen más atractiva a Dios. El objetivo es transformar el carácter esencial del alma en algo que en sí mismo sea objetivamente bueno. Por lo tanto, es lógicamente razonable requerir la limpieza total de cada vestigio de pecado antes que el alma pueda entrar en la presencia de Dios. Por consiguiente, el Purgatorio es la extensión lógica del proceso de salvación de la Iglesia Católica.
El Purgatorio es también un elemento integral del sistema penitencial católico romano. Según la Iglesia Católica, cada pecado acredita castigo temporal a la cuenta del pecador. Los actos de penitencia, sufrimiento e indulgencia adeudan dicha cuenta. Puesto que los pecadores no pueden pagar totalmente por el pecado en esta vida, el Purgatorio en el más allá es necesario para hacer el balance del libro mayor.
Finalmente, la Iglesia Católica usa el Purgatorio para motivar a los católicos a que vivan una vida de justicia. Si no hubiera Purgatorio, piensa la Iglesia, la gente continuaría pecando sin temor.
La salvación bíblica, por otra parte, no tiene necesidad de un lugar como el Purgatorio. La salvación bíblica no depende de las obras ni del sufrimiento de pecadores, sino solamente de Cristo. El Señor Jesucristo efectuó «la purificación de nuestros pecados» (He. 1:3) en la cruz. Su sangre puede limpiar al más vil pecador (He. 9:14). No queda ningún castigo temporal por el cual el creyente deba expiar; Jesús pagó por todo: «Y él es la propiciación por nuestros pecados» (1 Jn. 2:2).
La salvación bíblica no tiene necesidad de un lugar como el Purgatorio donde el alma supuestamente se vuelve objetivamente hermosa para Dios. Más bien está arraigada en la imputación de la propia justicia perfecta de Dios (2 Co. 5:21). La salvación bíblica produce una justicia que es por la fe desde el principio hasta el fin: «Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe ... » (Ro. 1: 17). El pecador coloca su confianza en Cristo para la justificación. Camina por fe, y mediante la capacitación del Espíritu vive rectamente. Sin embargo, no tiene la esperanza de que alguna vez podría ser personal y objetivamente tan bueno en sí mismo como para comparecer en la presencia de Dios. Confía sólo en Cristo para la salvación (Fil. 3:7-9).
En vez de centrarse en las buenas obras y el sufrimiento de la persona, la salvación bíblica destaca la perfecta obra de Cristo. Cristo es suficiente para presentar a los pecadores ante Dios «sin mancha delante de su gloria con gran alegría» (Jud. v. 24). Dios no mira más a la persona como a un pecador inmundo, sino que lo ve sólo en Cristo (Ef. 1: 1- 14), «santos y sin mancha delante de él»(Ef. 1:4).
Finalmente, la salvación bíblica involucra un nuevo nacimiento que resulta en una nueva creación (Jn. 3:7; Ef. 2:15). Un cristiano nacido de nuevo quiere obedecer a Dios. Es motivado por el amor de Cristo, no por el temor de una dolorosa retribución (2 Co. 5:14; Ro. 8: 15).



La  ( supuesta )  Base Bíblica del Purgatorio

Sin bien, para sustentar el fundamento de la doctrina del Purgatorio en las Sagradas Escrituras se menciona una serie de textos bíblicos, en realidad la mayoría no hace mas que incluir en él la palabra "fuego" o "purificación", no involucrando en el texto ninguna mención directa al tan mentado sitio de santificación final.
Ni la palabra "Purgatorio" misma, ni la idea del Purgatorio, puede encontrarse, aunque sea una sola vez, en toda la Biblia.
El texto que podemos considerar como el mas firme utilizado por la Iglesia Católica para sustentar la divinidad del Purgatorio, es el de 2° Macabeos 12:46, tal cual es mencionado en el Catecismo de la Iglesia Católica N° 1032, y el cual se refiere a un acontecimiento que ocurrió 160 años antes de Cristo, durante una guerra entre Judas Macabeo, un general judío, y Georgias, gobernador de Idumea.
Dice 2° Macabeos 12:46
"Es, pues, un pensamiento santo y saludable rogar por los difuntos, a fin de que sean libres de las penas de sus pecados."
No obstante, tenemos malas noticias para quienes pretenden sustentar bíblicamente el Purgatorio con2° Macabeos 12:46. Este versículo tiene 2 heridas mortales que lo dejan totalmente fuera de cualquier consideración.
Para explicar la primera herida, basta con decir que el libro de 2° Macabeos es uno de los libros apócrifos (deuterocanónicos) de las Biblias católico romanas. Este libro del Antiguo Testamento nunca formó parte del Canon de la Ley Judía. El autor anónimo de 2° Macabeos no afirma hablar por Dios. Ni siquiera presenta su libro como una obra original. Declara que esto es un compendio de los escritos de otro hombre: "La historia de Judas el Macabeo... fue narrada por Jasón de Cirene en cinco libros, que nosotros nos proponemos compendiar en un solo volumen." (2° Macabeos 2:20-24 NC)
El mismo libro de Macabeos declara que no había profetas en ese tiempo y por lo tanto la inspiración de Dios había cesado: "Hubo una opresión tal en Israel cual no se había conocido desde que no había profeta" (1° Macabeos 9:27). Y de nuevo: "Y que los judíos y los sacerdotes a una habían resuelto que Simón fuese su caudillo y Sumo Sacerdote hasta la aparición de un profeta acreditado." (1° Macabeos 14:41)
Por consiguiente, los dos libros de Macabeos, en el mejor de los casos, sólo pueden considerarse como relatos históricos, pero no como Escritura, puesto que Dios no estaba inspirando a ninguno entre Su pueblo. Se hace evidente, entonces, de que uno no puede dar apoyo a ninguna doctrina verdadera citando este tipo de fuente.
La segunda herida, no menos mortal que la anterior, se basa en una explicación que amerita la comprensión total del relato de 2° Macabeos 12. Dice así:
"Al día siguiente fue Judas con su gente para traer los cadáveres de los que habían muerto en el combate, y enterrarlos con sus parientes en las sepulturas de sus familias; y encontraron debajo de la ropa de los que habían sido muertos algunas ofrendas de las consagradas a los ídolos que había en Jamnia, cosas prohibidas por la ley a los judíos (*Deuteronomio 7:25-26)con lo cual conocieron todos evidentemente que esto había sido la causa de su muerte. Por tanto, bendijeron a una los justos juicios del Señor, que había manifestado el mal que se quiso encubrir; y en seguida poniéndose en oración rogaron a Dios que echase en olvido el delito que habían cometido. Al mismo tiempo el esforzadísimo Judas exhortaba al pueblo a que se conservase sin pecado, viendo delante de sus mismos ojos lo sucedido por causa de las culpas de los que habían sido muertos. Y habiendo recogido en una colecta que mandó hacer doce mil monedas de plata, las envió a Jerusalén, a fin de que se ofreciese un sacrificio por los pecados de estos difuntos, teniendo, como tenía, buenos y religiosos sentimientos acerca de la resurrección. (Pues si no esperara que los que habían de resucitar, habría tenido por cosa superflua e inútil rogar por los difuntos), y porque consideraba que a los que habían muerto después de una vida piadosa, les estaba reservada una gran misericordia. Es, pues, un pensamiento santo y saludable rogar por los difuntos, a fin de que sean libres de las penas de sus pecados." (2° Macabeos 12:39-46, Biblia de Félix Torres Amat)
Según la doctrina del Purgatorio, quienes tienen como destino el Infierno, no tienen segundas oportunidades. Solo quienes mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, visitan el Purgatorio luego de su muerte. 
Las personas mencionadas en 2° Macabeos 12:46 habían sido culpables de un acto que esABOMINACION a los ojos de Dios: el tomar ofrendas consagradas a los ídolos (Deuteronomio 7:25-26) "y encontraron debajo de la ropa de los que habían sido muertos algunas ofrendas de las consagradas a los ídolos que había en Jamnia, cosas prohibidas por la ley a los judíos con lo cual conocieron todos evidentemente que esto había sido la causa de su muerte". Por lo tanto, esta actitud habría enviado a esos hombres, no al Purgatorio, sino al infierno, del cual nadie los puede sacar. De allí que la idea de orar por ellos es inútil, y difícilmente podría aceptarse como buena base (...y "bíblica"...) para aceptar la doctrina del Purgatorio.


Más sobre el Purgatorio
(extracto del libro "Una Mujer Cabalga la Bestia" de Dave Hunt - Editorial The Berean Call)
Como lo indican las citas de la página anterior, el catolicismo enseña que aunque la muerte de Cristo hizo posible que los pecados fuesen perdonados, el pecador perdonado debe sufrir algún dolor o tormento de intensidad y duración desconocidas a fin de ser purificado y, por consiguiente, hecho apto para el cielo. Mientras el catolicismo dice que es teóricamente posible ser limpiado mediante los sufrimientos de esta vida y la muerte personal, ninguno, ni siquiera el Papa mismo, puede saber si es que tal cosa ha ocurrido. En consecuencia, casi todos los católicos esperan pasar algún tiempo de duración desconocida en el Purgatorio. El no aceptar la doctrina del Purgatorio trae la excomunión automática de la Iglesia Católica Romana.
Tanto el Concilio de Trento como el Segundo Concilio Vaticano hablan de los que, a pesar de que Cristo sufrió por sus pecados, "todavía deben hacer expiación [por sus pecados] en el fuego del Purgatorio". Aquí se da más explicación de esta doctrina por el Segundo Concilio Vaticano :
"La doctrina del Purgatorio demuestra con claridad que aun cuando la culpa del pecado ha sido eliminada, la pena de ella o las consecuencias de la misma pueden continuar para ser expiadas o limpiadas... En el Purgatorio las almas de los que han muerto en la caridad de Dios y se han arrepentido verdaderamente, pero que no habían hecho satisfacción con la penitencia adecuada por sus pecados y omisiones, son limpiadas después de la muerte con castigos designados para purificar la deuda." (Flannery, op.cit., tomo2, pp. 63-64)
¿Qué es "penitencia adecuada"? Nadie lo sabe. La Iglesia jamás la ha definido.
¿Dónde dice la Biblia que el castigo purifica del pecado? No lo dice.

Los orígenes, desarrollo y propósito de esta doctrina


La idea del Purgatorio, un lugar ficticio de purificación final, fue inventada por el Papa Gregorio el Grande en el año 593. Había tal renuencia en aceptar la idea (puesto que era contraria a la Escritura) que el Purgatorio no se hizo un dogma católico oficial por casi 850 años, en el Concilio de Florencia en 1439. Ninguna doctrina ha aumentado tanto el poder de la Iglesia sobre sus miembros ni añadido tanto a sus ingresos. Hasta este día la amenaza del Purgatorio cuelga sobre los católicos, quienes por lo tanto dan ofrendas con frecuencia a la Iglesia por su ayuda en sacarlos de ese lugar de tormento imaginario.
Roma promete que si se siguen sus decretos la persona finalmente será librada del Purgatorio y entrará al cielo. Sin embargo, la Iglesia jamás ha podido definir por cuánto tiempo cualquier persona debe pasar en el Purgatorio, ni cuánto de ese tiempo se acorta por cualquier medio que se ofrezca. Es una necedad extrema confiar la liberación del individuo del Purgatorio a una Iglesia que ni siquiera puede definir cuánto tiempo la persona debe pasar allí por cada pecado, ni cuánto tiempo cada ritual o acto de penitencia reduce el sufrimiento purgatorial. No obstante, los católicos continúan dando ofrendas a la Iglesia, y grandes sumas se dejan en testamentos (recuérdese a Enrique VIII) para hacer que se oficien muchas misas en favor del difunto. Ese proceso nunca se detiene, siempre se necesitan más misas, "por si acaso".
El Concilio de Trento, el Segundo Concilio Vaticano, y el Código del Derecho Canónico resultante, contienen muchas reglas complejas para aplicar los méritos de los vivos, y especialmente las misas, a los difuntos en la purificación de sus pecados y para reducir el tiempo en el Purgatorio:
"La Iglesia ofrece el Sacrificio Pascual por los difuntos a fin de que ... los muertos puedan ser ayudados por las oraciones y los vivos puedan ser consolados por la esperanza. Entre las misas por los difuntos, la Misa de Funeral es la que tiene el primer lugar en importancia ... Una misa por los difuntos puede celebrarse tan pronto como se reciban las noticias de una muerte ..." (Flannery, op.cit., tomo2, pp. 205)
Uno de los principales promotores de esta doctrina horriblemente falsa pero ingeniosamente lucrativa, fue un monje agustiniano de nombre Augostino Trionfo. En su época (el siglo XIV los Papas gobernaban como monarcas absolutos, tanto respecto al cielo como a la tierra. Mediante su poder de atar y desatar, ellos no sólo establecían y deponían reyes y emperadores, sino que se creía que podían, a discreción, abrir y cerrar las puertas del cielo a la humanidad. El genio de Trionfo extendió esta autoridad, por orden del Papa Juan XXII, a un tercer reino. Von Dollinger explica:
"Se había dicho que el poder del vicario de Dios se extendía sobre dos reinos, el terrenal y el celestial ... Desde fines del siglo XIII se añadió un tercer reino, el imperio gobierno sobre el cual los teólogos de la Curia habían asignado al Papa - el Purgatorio." (J.H. Ignaz von Dollinger, The Pope and the Council (Londres, 1869), pp.186-187)

Una contradicción fatal


Sólo la sumisión ciega a la Iglesia impide que el adherente católico romano vea que la doctrina de Purgatorio contiene una contradicción obvia y fatal. Por una parte, se nos dice que el sacrificio de Cristo no es suficiente para llevar a uno al cielo, pero además de los sufrimientos de Cristo en la cruz, el pecador perdonado debe personalmente sufrir tormento para ser purificado de su pecado. Por la otra, sin embargo, y en contradicción directa, se dice que la misa, la cual es la representación o renovación perpetua del sacrificio de Cristo, reduce (por una cantidad desconocida) los sufrimientos del individuo. Presuntamente, si se oficiaran suficientes misas uno sería purificado por la expiación de todos los pecados sin ningún sufrimiento en absoluto. Por consiguiente, después de todo, uno no debe sufrir para ser purificado.
Si uno realmente tuviera que sufrir antes de que las puertas del cielo pudieran abrirse, la Iglesia no tendría nada que ofrecer y perdería un importante medio de ingreso. Lo mismo sería cierto si el sacrificio de Cristo por el pecado, como la Biblia lo enseña, fuese suficiente para purificar al pecador. Nuevamente, la Iglesia Católica iría a la bancarrota. Por lo tanto, para que la Iglesia siga funcionando con sus cofres llenos, se enseña que uno puede purificarse del pecado por ciertos medios que la Iglesia le puede proveer, y que el sacrificio de Cristo en la cruz no fue suficiente para purificar del pecado, por lo que a la misa, por la cual la Iglesia recibe ingresos, se le puede acreditar la reducción del sufrimiento en el Purgatorio y la apertura de la puerta del cielo. ¡Es asombroso que lo que el sufrimiento de Cristo en la cruz no pudo efectuar, las alegadas repeticiones de ese sufrimiento representadas sobre los altares católicos pueden lograrlo!


Concilio de Trento - Canon 30
"Si alguien dijera que después de la recepción de la gracia de justificación la culpa remitida y la deuda de la pena eterna es borrada de cada pecador arrepentido, que no queda ninguna deuda temporal a ser descargada en este mundo o en el Purgatorio antes que las puertas del cielo puedan abrirse, sea anatema (maldito)." 
(The Canons and Decrees of the Council of Trent, redactado y traducido por H.J. Schroeder, O.P. (Tan Books, 1978), sexta edición, pp. 46)

Si la "purificación" que nos hace "limpios" ante Dios dependiera del personal sufrimiento de la persona en algún lugar o estado denominado "Purgatorio", entonces la Biblia miente
Escrito está...
"a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegríaal único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén.”
(Judas 1:24-25)
"¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios."
(1° Corintios 6:9-11) 
publicado en: 
http://www.conocereislaverdad.org/